LA EUCARISTIA EN LA VIDA DE LAS CEB DE AMERICA LATINA.
(versión abreviada-adaptada del escrito de Marcelo de Barros-Biblista que acompaña a las Ceb de Brasil)
“El pan que partimos ¿no es la comunión del Cuerpo de Cristo? Uno es el pan y por eso formamos todos un solo cuerpo, por que participamos todos de un mismo pan” (1 Cor. 10,16-17)
El Vaticano II nos animó a revalorar la íntima relación que existe entre la Eucaristía y la Iglesia, y entre la Eucaristía y la Vida. La Iglesia en el Sacramento expresa su comunión con el Señor y la comunión fraterna y su dimensión de fermento de fraternidad en el mundo. La Eucaristía recuerda a la Iglesia su naturaleza: ser Comunidad. La Iglesia que celebra es una Comunidad,, es Asamblea (Eclesia:Iglesia) convocada por Dios aquí y ahora como pueblo de Dios al servicio de la humanidad. La Eucaristía no es individualista, es un hecho comunitario. La construcción de la Comunidad supone en cada participante una buena dosis de entrega de si mismo que se ofrece a los demás. En este ofrecernos nos unimos a Jesús nuestro maestro y a la Ofrenda de su vida.
En los primeros siglos la Eucaristía estaba íntimamente unida al martirio y los cristianos celebraban en la tumba de los mártires. En África hubo cristianos que dieron su vida por no renunciar a la Cena del Señor. Aunque muchas cosas han cambiado en la Iglesia a lo largo de los siglos, pero las CEB son herederas de esas Comunidades, grupo mayoritariamente de pobres que viven una relación horizontal. Esas comunidades brotan del Concilio Vaticano II y son como una expresión de lo que proponía el Papa Juan XXIII: Vuelvan a las fuentes de la Fe y al mismo tiempo estén insertas en la realidad actual del mundo. Este camino conlleva a la profunda relación entre las CEB y la Eucaristía.
1.- Las CEB nacieron de la Eucaristía.
Las CEB nacieron casi al mismo tiempo en América Latina. Por ejemplo en Brasil brotaron de semanas litúrgicas que invitaban a las Parroquias a renovarse en su manera de celebrar la Misa dominical. En 1964 por primera vez las Comunidades católicas escuchaban la lectura de la Misa y la Oración Eucarística en su propia lengua. Por primera vez la Biblia y la Liturgia ganaban fuerza y un sentido nuevo. Esto tuvo consecuencias fuertes en la vida de la Iglesia. Se empezaron a formar grupos de vida y la escucha de la PALABRA, se empezó a dar más protagonismo a los laicos en la celebración de la Eucaristía y se formaron Delegados de la Palabra como responsables de las Celebraciones en los sitios donde no llegaba el sacerdote.
En los años 70 dominaban muchas dictaduras militares. Era muy peligros reunirse y hacer Comunidades libres, y así persiguieron y mataron a muchos cristianos y catequistas por el único crimen de animar el culto dominical de la Comunidad. Esta situación llevó a la Comunidad a unir la Eucaristía y la crítica social y política. Sin pretenderlo, los mismo gobiernos dictatoriales, mostraron que la Eucaristía por su misma naturaleza es subversiva y transformadora.
En América Latina el modo de ser de las CEB tiene sus diversidades. Hay comunidades que unen su Fe y su vida. Ponen en común su la tierra (como las primeras Comunidades) y resisten a la injusticia de la estructura agraria brasileña. Hay comunidades indígenas en México y Ecuador que viven la profecía en resistencia al neoliberalismo dominante. Hay grupos bíblicos que oran y meditan la Palabra de Dios y siente fuerzas en sus vidas para sobrevivir trabajando en la economía informal. Todas estas diversas comunidades son expresión legítima de una Iglesia que nace del pueblo desde la fuerza del Espíritu Santo.
2.- Algunas características de la Eucaristía en las CEB.
En la Iglesia tradicional, en las parroquias la Misa es casi la única forma de culto. Las CEB han crecido en torno a una Celebración libre y diversificada de la Palabra. Muchas veces no hay sacerdote que las acompañe cada semana, pero siempre valoran la Eucaristía como una repuesta a la Palabra divina, proclamada y acogida en las Celebraciones.
La experiencia de las CEB hace que no solamente la Eucaristía sea el punto culminante de su encuentro, sino que todo lo que se hace y vive tiene una dimensión eucarística. Todo está orientado hacia la Eucaristía, no solo como culto sino como forma de ser de la Iglesia: comunión y donación de vida. Aunque hay diferencia entre una Eucaristía celebrada en una pequeña casita o bajo de un árbol donde se reúnen hombres, mujeres o niños o la celebrada en una parroquia o en un encuentro nacional de las CEB. Con todo ambas tienen un carácter pascual y un carácter de intimidad y casi de informalidad en el modo de celebrar con una dimensión más festiva y resaltando que es una concentración del pueblo de Dios.
Las CEB no tienen un rito propio. Asumen el rito latino pero con un estilo propio que valora a todas las personas presentes, subraya las relaciones horizontales y la participación activa de todos hombres y mujeres. En estas celebraciones se superan formas de la liturgia latina que con teología que subraya lo malo de la humanidad, repite en muchos sitios de la Eucaristía el pedir perdón. En las celebraciones de la CEB se pide perdón y el rito penitencial es valorado, pero esto no se repite continuamente y el pedir perdón se realiza de una forma más pascual y con una mirada más positiva sobre la creación y la humanidad. Este estilo lo encontramos en una Misa celebrada en una chavola –choza brasileña o choza nica o en una celebración de las CEB en catedral junto con Helder Cámara o con Mons. Romero. Aunque existe mucha diversidad en las celebraciones de las CEB hay punto teológicos y litúrgicos comunes en los que este estilo se explícita. Veamos algunas características:
2.1.- Una fiesta comunitaria.
Cualquier persona que participe en una Celebración de las Ceb se impacta por el ambiente de comunicación y alegría allí reinante. En estas celebraciones se siente fuertemente el primer elemento necesario en una celebración litúrgica: la Asamblea. Por eso, se le da mucha importancia a los ritos de acogida: las personas se presentan, se acogen, se abrazan, aplauden y danzan la vida. Un político que pensaba las celebraciones Ceb eran acto político, se sorprendió al ver como la gente, ora, canta, se alegra y se acerca a la comunión. Y claro también hace las denuncias como veremos después.
Quién conoce las dificultades, sufrimiento, lucha del Pueblo pobre, se siente sorprendido con la fuerza que encuentran para manifestar alegría y tener ese clima de fiesta en las celebraciones. Aun el Viernes Santo tiene algo de fiesta comunitaria y alegría pascual.
2.2 Los signos y los símbolos de una vida compartida.
Buscando unir más la Fe y la Vida, las Ceb le dan mucha importancia a los signos y símbolos litúrgicos. Por un lado le dan vitalidad y actualidad a los signos tradicionales como la Cruz, la Biblia y signos sacramentales, y del otro lado valoran los símbolos de la realidad propios de nuestras culturas como el agua, la tierra, el fuego, las flores, los alimentos. Como en las Comunidades primitivas la celebración toma más la forma de cena, de una comida, más que simplemente de un culto. Claro esto depende también de la actitud y apertura de los sacerdotes celebrantes. Cada Eucaristía es ocasión de compartir los alimentos, como comparten la vida- y procuran que el pan sea pan verdadero y el vino se pueda beber. Esto se logró aun con los obispos en el Encuentro Nacional de la CEB en abril del 2005. Los signos sacramentales no solo deben ser símbolos que recuerden el pan y el vino sino que deberían ser verdaderamente pan y vino ofrecidos en el nombre de Jesús tal como él se ofreció a sí mismo. En estas Misas la liturgia de la Palabra se valora como algo muy importante con cantos, con procesiones, con danzas, con la acogida de la Biblia para las lecturas y proclamación del Evangelio. Esto no reduce la centralidad de la cena propiamente dicha con acción de gracia abierta y afectuosa como Jesús lo hizo sin excluir a nadie. Al final de la Misa también se acostumbra ofrecer pan bendecido a toda la gente presente como signo de compartir la vida que es la Eucaristía y se amplia en la vida común. Todo esto compartido en clima de fiesta y cariño comunitario. Es una profecía de mundo nuevo que deseamos, mundo de igualdad y socialización
2.3. La relación de la vida concreta.
La Eucaristía no es mera repetición del gesto de Jesús, no es mero rito. Las comunidades no dividen la fe y el compromiso transformador. La Eucaristía es un momento fuerte de compartir la Palabra y el Pan, es también de compartir la vida, de denunciar las injusticias y tomar una posición firme por la justicia del Reino.
La dimensión profética y liberadora de la Eucaristía no está solamente en lo que se denuncie o anuncie en la Homilía sino también en la participación verdaderamente igualitaria y con el compromiso con los más pequeños. La Eucaristía debe ser semilla de un mundo y Iglesia más igualitaria. Las CEB no deja que la iglesia se olvide de eso: que todos podamos ser considerados hermanas y hermanos con derechos iguales y total posibilidad de participación ciudadana. Todo esto brota de la Pascua de Jesús y de la Misión de Jesús. Se tiene muy presente el dicho de L.Boff : La Santísima Trinidad es la mejor Comunidad. La relación íntima de Dios, relación de igualdad en la diversidad es el modelo de la comunidad eclesial.
2.4. La Cena que reúne cielo y tierra.
Esta alabanza la cantamos en el Santo de cada Misa y expresa la unidad a todo el universo y con todos los seres vivos y en particular con la tierra y la naturaleza. En nuestro mundo tan agresivo y destructivo con la naturaleza, Esto nos recuerda la dimensión ecológica y el cuido de la naturaleza. Así retoman las Comunidades el espíritu y la sensibilidad de los pueblos indígenas que celebran siempre el Memorial de la Alianza en intimidad con la creación. Aún en tiempos de persecución muchas veces prefieren celebrar en el campo en contacto con la naturaleza y no encerrados en un cuarto aun con riesgo de su vida, porque ofrecen con el pan y el vino su tierra, sus árboles, su naturaleza tan querida. En las celebraciones aun en las casas o templos, suele haber gestos de veneración a la madre tierra, al agua y a los seres vivos, y les gusta cantar el canto de las criaturas de San Francisco. Y siempre celebran la Eucaristía como verdadera y profunda comunión con la creación en el cuerpo de Cristo que los compromete en el defensa concreta de los ríos amenazados, de los bosques que se quieren talar los grandes madereros etc
2.5 La Cena del Señor, juicios sobre la Iglesia y el mundo.
Donde no hay justicia no hay Eucaristía. En tiempo de la dictadura era peligroso celebrar la Eucaristía en las CEB. No es coincidencia que a Mons. Romero lo asesinaran durante la celebración de la Eucaristía. Igual otros sacerdotes y laicos sufrieron diversos atentados. Cada vez que celebramos la Cena de Jesús anunciamos la Justicia, denunciamos la injusticia y anunciamos la realidad del Reino que vendrá. La Eucaristía, si es la forma de vivir el ser Iglesia pide que en ella se quiten los signos de poder y dominio que todavía se manifiestan en la Liturgia. Como decían los obispos en Medellín, queremos que se presente cada vez más nítido el rostro de una Iglesia auténticamente pobre, misionera y pascual despojada de todo poder temporal y tenazmente comprometida de la liberación de todo ser humano y de toda la humanidad (Medellín 5, 15).
3. El rito más allá del rito. Conclusiones como un llamado a las Iglesias a partir de la celebración Eucarística y vida de las CEB.
3.1. El sacramento de la Cena del Señor no se reduce al rito ni menos a veneración del signo sacramental. El primer signo más fundamental de la Cena es la comunidad reunida y por eso la comunidad espontáneamente se saluda, se acoge efusivamente. Durante la celebración nada rompe la libertad de comunicación de la gente que celebra. La Iglesia se siente como grupo de hermanos y hermanas convocados por Dios para vivir el testimonio de Jesús en cada realidad concreta aun con el martirio. Esta convicción da a cada celebración una gran libertad en la forma de celebrar sin apartarse de la comunión con la Iglesia universal
3.2. En las celebraciones ordinarias se subraya mucho el aspecto de sacrificio y el aspecto de pedir continuamente perdón, esto es difícil de entender para mucha gente que ha percibido a Dios como fuente de amor, gratuidad y misericordia. Las CEB de América Latina viven en su propia piel el sufrimiento de una pobreza injusta. Y como lo hace la teología de la liberación, la comunión en la pobreza la viven luchando contra la injusticia estructural, fuente del empobrecimiento de la mayoría de la humanidad. En esta lucha pacífica y no-violenta celebramos el memorial de la cruz de Jesús no como un sacrificio, sino como una donación total a Dios por el otro, por el prójimo y como una propuesta de vida nueva. Vivir la Eucaristía es vivir y celebrar una nueva forma de relaciones, una nueva forma de ser para los otros y para todo ser vivo. Todo esto inspirado en Jesús fuente de amor y vida libre y plena para todos.
3.3 La forma de celebrar la Eucaristía de las CEB no es perfecta ni la mejor de todas, pero ciertamente intenta unir el rito, la realidad y la profecía, y la igualdad que Dios quiere para todos. La Eucaristía tiene también la dimensión ecuménica que brota de la espiritualidad de las CEB y acoge a todos y da testimonio de la igualdad entre los ministros ordenados y el pueblo de Dios. Todos celebramos, no hay distancia entre curas y laicos.
Este modo de celebrar nos recuerda lo que San Juan Crisóstomo decía allá en el siglo IV : En la celebración todos participamos en igualdad y un mismo cuerpo es ofrecido a todos. Todos comemos el mimos cuerpo, bebemos el mismo cáliz y nos damos juntos el beso y el abrazo de paz, pues todos formamos un solo cuerpo. No debe de haber orgullo ni complejo de inferioridad. Quien toma el primer lugar, solo asume más cansancio, más responsabilidad y no honores. Es necesario que en la Iglesia seamos como en una única casa y todos seamos como un cuerpo con diversos miembros, pero un solo cuerpo.
Material de reflexión e inspiración para nuestras CEB. Abril 2010. Arnaldo.
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