La situación económica de la familia Sánchez estaba día a día más crítica, muchas deudas, pocos recursos disponibles, falta de trabajo.
Pancho tomó única decisión para el posible – se fue a USA buscando trabajo y aviso que pronto esperaba poder enviar algún dólar.
Y así fue. Al final del mes, llegó su primer cheque. Lupita, la esposa, lo abrió el sobre y allí estaba una carta y 500 dólares. No lo podía creer. Nunca había visto tanto dinero de una única vez.
En aquella misma tarde fue al Banco y cambió el cheque. Después a la tienda y se compró ropa nueva para todos los hijos/as y también para ella y su mamá.
Dos semanas después, otra carta de Pacho, con 800 dólares. Estaba ahora con dos trabajos, vivía en un cuarto pobre y se alimentaba con comida chatarra. Nunca se tomó bebida alcohólica.
Lupita guardo la carta, sin leerla (pronto voy hacerlo) y organizó la quinceañera de Marlene, la hija mayor. Hasta “mariachis” tuvo.
Periódicamente fueron llegando los cheques y las cartas (estas bien guardadas sin leerlas, pues Lupe conocía muy bien a su esposo y bien imaginaba lo que le diría. Pero se fue comprando todo lo que una casa decente se suponía tener: televisión con pantalla de plasma, sistema de aire acondicionado, colchones de agua, una computadora para cada cuarto y mucho, mucho más.
Después de dos años, Pancho dejó USA y volvió a su pueblito. Su casa estaba irreconocible, de hacer envidia a todos los vecinos.
- Lupe, la casa está magnífica. Quería preguntarte sobre el pago de nuestras deudas. Lo que te he recomendado en todas las cartas: al sr. Antonio, a quien debemos nuestra casa; a mi tío Agenor, que me prestó mil dólares para ir a USA; al hospital, por lo de tu último parto; lo que saqué del Banco con juros altos, para poder pagar el préstamo hecho para los funerales de mi papa?
- No Pancho… nunca he tenido ni tiempo, ni condiciones para leer tus cartas…
- Entonces has gastado todo y no te preocupaste en saber lo que yo quería?
+++
Esta parábola es sobre la Palabra de Dios, que nos viene con sus dones: el de habernos creado, dado salud, confiado en que nosotros usaríamos lo recibido de, según sus planes. Despilfarramos todo y no nos preocupamos de conocer su voluntad explicitada en sus mensajes… (Esta história está inspirada en una conversación con el Pe.Dr.José Sanchez Sanchez de la diócesis de Ciudad Guzmán, Jalisco, México