DIA 26 DE AGOSTO. João 6,60-69 – (José
Marins)
# Todo
estaba bien. Los motores a todo dar y el
Boeing 737 arrancó ganando velocidad en la pista de despegue. En menos de
un minuto estaríamos subiendo en la dirección de los cielos de Salt Lake City.
Entonces escuchamos que perdimos velocidad y
poco después dejábamos la pista principal. Volvíamos al pateo de
maniobras.
Los pasajeros curiosos y preocupados,
miraban hacia afuera por las
ventanillas. El silencio era pesado. Y el comandante
anunció:
- Interrumpimos la operación,
porque se prendieron las luces rojas de emergencia. Llamamos a los técnicos para
que vengan ayudarnos. Lo cierto es que más vale perder algunas horas aquí,
interpretando las señales recibidas, que arriba entre las
nubes.
Solamente vimos sonrisas “amarillas”,
pues a los pasajeros no les impresionó el
chiste.
# Ese evento lo vamos a tomar hoy como una parábola que nos coloca dentro
del Evangelio de hoy (Juan 6, 60-69) y dentro de nuestra realidad eclesial
contemporánea.
Ese texto Bíblico suele ser llamado de
“La crisis de Cafarnaún”.
-
“A partir de entonces, muchos de sus discípulos dieron un paso atrás y
dejaron de seguirlo. Y Jesús preguntó a los Doce: Acaso ustedes también quieren
dejarme?”
Hubo una primera etapa de gran entusiasmo por Jesús. Eran muchedumbres
que lo buscaban. No le daban tiempo ni
para comer. Y ahora, lo dejan. Hasta los más íntimos podrían estar
dudando.
En la realidad eclesial contemporánea,
los líderes y ministros andan demasiado ocupados para tomar en cuenta las
razones profundas de las crises. No la pueden negar, pero minimizan la gravedad
y repiten las 7 excusas fatales:
1. No tenemos tiempo a perder
ahora. Lo veremos en los momentos ya previstos para las
revisiones;
2. Los problemas pueden
ajustarse por ellos mismos, no exagerar desafíos que no son
graves;
3. Has revisiones han sido
hechas a su tiempo, no hay razón para
asustarse;
4. Nuestra Iglesia, a lo largo
de los siglos sobrevivió siempre a todo tipo de crisis; esta no es la primera,
tampoco será la última;
5. No es la primera vez que
aparece un problema, si a cada momento nos detenemos para examinar, no
avanzaremos nunca;
6. Hay que confiar en los
comandantes que Dios mismo escogió para
dirigirnos;
7. Además Dios mismo nos
aseguró que estaría con nosotros hasta el final de los siglos. El nos dará la
gracia que necesitamos para este momento
SIN
EMBARGO…
Crisis graves esperan sanación no
solamente de los efectos, sino en las causas recientes y
estructurales:
1. Abuso de menores, millones
de cristianos en casi todo el mundo están dejando la Iglesia sea
silenciosamente, sea con escándalos de
denuncias;
2. Muchos que dejaran la
Iglesia por otra tradición religiosa, se tornaron mejores y perseveraran y no
piensa volver atrás;
3. Nos católicos son bautizados
sin conversión previa, con la responsabilidad de un día convertirse con la ayuda
del medio familiar o social ya cristianizado… Lo que no viene acontecimiento en
los últimos 900 años
4. La formación dada a la
gente, no es adecuada para el momento y realidad donde se encuentran por toda la
vida;
5. Los bautizados no forman un
Pueblo de Dios, sino que se sienten meros seguidores de una religión de reglas y
amenazas;
6. Los ministros ordenados son,
en verdad, los únicos sujetos que detienen todo poder religioso e toman todas
las decisiones; están ocupados con los sacramentos, devociones, administración y
de dar un mínimo de enseñanza;
7. La Iglesia católica ya no es
atractiva, sus miembros desde muchos siglos dejaron de ser misioneros y muchas
veces antes han sido proselitistas, casi siempre usando de la fuerza política,
social.
TRES
DECISIONES DEBEN SER RETOMADAS O
IMPLEMENTADAS:
PRIMERA:
retomar a propia identidad de Pueblo de Dios – reconstruir o formar comunidades.
SEGUNDA: formación adecuada – bíblica, cristológica,
eclesiológica
TERCERA:
asumir la misión del Reino de
Dios.
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