domingo, 21 de outubro de 2012

Intervención clave en el Sinodo

Esta intervencion si movio el piso del Sinodo:


S. E. R. Mons. John WONG SOO KAU

Arzobispo Coadjutor de Kota Kinabalu

(Malasia)


Lunes, 15 de octubre de 2012


La llamada a una nueva evangelización presupone darse cuenta de que nuestros actuales métodos y expresiones ya no son atractivos o interesantes para el mundo, sin rumbo, inmerso e incluso impulsado por cambios acelerados por los progresos científicos y tecnológicos, así como por la avidez de los hombres.




Después del Concilio Vaticano II se han organizado numerosas reflexiones y conferencias a varios niveles, para tratar de leer y comprender los signos de los tiempos. Asimismo, se han emitido muchas declaraciones y exhortaciones a fin de que las Iglesias locales respondiesen a las situaciones cambiantes con valentía y esperanza.


Pero estos mensajes no se han logrado transmitir de modo suficientemente rápido y amplio. Tenemos que admitir con humildad que en el pasado nuestras respuestas iban rezagadas respecto a los cambios del mundo. Simplemente no somos capaces de ofrecer soluciones a las personas y las sociedades atrapadas en estructuras y ocasiones de pecado. Las leyes nacionales o las poderosas fuerzas que controlan los medios de comunicación suprimen nuestras voces.


Deseo mencionar también la dimensión de un movimiento hacia el fanatismo y el extremismo (cf. Instrumentum Laboris nº 63-67). Por tanto, existe una necesidad urgente de revisar nuestros métodos para transmitir las enseñanzas de la Iglesia en términos de léxico, formato, expresiones y medios.


En un mundo en el que crecen los conflictos entre creencias e ideologías, debemos preparar a nuestros laicos, minoritarios en algunas regiones, como Asia, para que puedan responder a las situaciones críticas, en las que su fe se ve amenazada. El diálogo interreligioso tiene que ser un elemento crucial en sus programas para una nueva evangelización. Al mismo tiempo, tenemos que asegurarnos de que ante todo se protejan los derechos fundamentales de los cristianos en cuanto minorías en determinadas regiones y se fortalezca su fe.


Si los líderes de la Iglesia no son capaces de reaccionar ante los cambios del mundo, ¿cómo podrán ayudar a los demás? Escándalos, malos líderes, estilos de vida materialistas y la pérdida del celo pastoral son algunas de las dificultades de nuestra misión evangelizadora. En vista de la condición especial de los ministros ordenados, es preciso reconsiderar seriamente la formación en los seminarios. La vida casi monástica, intelectual, fácil y cómoda (aislada del mundo) ha fracasado a la hora de formar pastores competentes y que respondan a las necesidades de las personas hoy y en el futuro.Por último, otra cuestión es cómo ayudar a nuestro pueblo a seguir siendo testigos creíbles del Evangelio en el mundo contemporáneo. Propongo que la Doctrina Social sea un elemento esencial e indispensable de nuestra catequesis y homilías. La Buena Nueva explicada a la luz de la Doctrina Social puede resultar más aceptable para la mente inquisitiva del hombre moderno.

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