sexta-feira, 7 de setembro de 2012

Fundamentación Bíblica-teológica de las CEBs


FUNDAMENTACIÓN BÍBICA Y TEOLÓGICA DE LAS CEBs

 

1- INTRODUCCIÓN Y DELIMITACIÓN DEL TRABAJO

 

Del contexto bíblico y de los artículos de José Comblin[1] y de Faustino Teixeira[2], podemos sacar algunas conclusiones positivas y algunos retos desarrollados en el modelo de la eclesiología actual. En un primer momento, intentamos partir de la experiencia concreta de Jesús con la gente; en un segundo momento, intentaremos ver el desarrollo de las primitivas comunidades alrededor de los Apóstoles y pequeñas comunidades; pasando por la enseñanza del Magisterio y finalizando por el contexto latinoamericano.

 

2- FUNDAMENTACIÓN BÍBLICA

 

- La experiencia de Jesús con su pequeña comunidad de discípulos

 

En las tres fuentes de lectura y reflexión, Jesús realiza una opción cercana a la gente en sus distintos contextos: por los caminos, por las casas, en la sinagoga, en la calle y a veces en la montaña. Cuando pensamos en una opción, tenemos que percibir la forma de presencia y cuestiones que explicitaba Jesús.

 José Comblin basando su escrito en las reflexiones de J. Jeremias[3], aclara el concepto de la presencia de Jesús en las casas, pero desarrollando más allá de ella, en la manifestación mesiánica. Cierto que Jesús toco todas las realidades de su época, partió de la experiencia concreta de la gente, de la percepción que tenían sobre Dios y las estructuras religiosas del cotidiano..., para proponer cambios posibles al hablar de Reino de Dios.

Al empezar su predicación, reúne alrededor de sí mismo un pequeño grupo de discípulos que o escuchan. La predicación de la necesidad de conversión y de la manifestación del Reino de Dios (Mc 1, 15) a principio regenera entusiasmo y posibilidad de cambios. Jesús es visto como Maestro (Mt 7, 28-29). Para mejor comprender el concepto de Reino de Dios, las bienaventuranzas son necesarias por su contexto histórico (Mt 5, 1-12).

Con todo, en la confrontación de la predicación del Reino de Dios con el judaísmo farisaico de época, podemos pensar en la eclesiología actual.

 

1- “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos!” Mt 23,13; 

2- “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!” Mt 23,15; 

3- “¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!” Mt 23,16;

4- “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe!” Mt 23, 23;

5- “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia!” Mt 23, 25-26;

6- “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!” Mt 23, 27;

7- “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: "Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!" Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas” Mt 23, 29-31.

 

En el Reino de Dios, el pueblo en general es Pueblo de Dios, categoría bíblica presente en el judaísmo antiguo, universalizado en el cristianismo y rescatado en el Vaticano II[4]. Dios continua realizando la invitación a su comunión divina (DV n° 2) y manifiesta su presencia en la Iglesia.

¿Qué es importante comprender sobre la experiencia de los fariseos y la propuesta de Jesús? En primer lugar, el judaísmo como la expresión del Pueblo de Dios, de la antigua alianza se cerró en las tradiciones humanas abandonando el precepto de esa experiencia de Dios, es decir, invitación a la experiencia de Reino. En según lugar, Jesús enseña una nueva comprensión de Dios a partir del contexto cultural de la gente y de sus necesidades. De aquí, la necesidad de encarnar la teología en la vida del pueblo[5].

 

- La experiencia eclesial de Pablo en las casas y en la ciudad

 

En Hechos de los Apóstoles, comunidades de los creyentes alrededor de los testigos de Jesús, la casa es la referencia de los acontecimientos salvíficos, es decir, la manifestación del Resucitado en medio de la comunidad que confirma la enseñanza, el culto, la caridad y el testimonio de vida:

 

“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar” Hech 2, 1.

“De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban” Hech 2, 2.

“Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón” Hech 2, 46.

“Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración” Hech 12, 12.

 

Una vez que Pablo es hombre de la ciudad[6], comprende la Iglesia en la ciudad, sobre todo manifestada en la casa de algunos líderes de estas distintas comunidades o familias[7]. En los siglos posteriores, la Iglesia define dos espacios, el templo y la parroquia como realidades de la presencia de Dios, es decir, espacios de culto y de unidad (comunión).

 

En el mundo urbano griego de Pablo, la misión asumió dos espacios previos: la casa y la ciudad. Más tarde la Iglesia definió espacios propios: el templo, la parroquia. Esta evolución, ¿permanece fiel a la intención de los apóstoles? ¿No será una adaptación tal vez exagerada al mundo religioso pagano que tiene sus espacios propios? ¿No será una fuga lejos del mundo real concreto en que Jesús fundó su Iglesia, para separar en esta tierra un espacio sagrado propio, retirado de los usos profanos?

 

3- MAGISTERIO

 

- Lumen Gentium

“En estas comunidades, aunque sean frecuentemente pequeñas y pobres o vivan en la dispersión, está presente Cristo, por cuya virtud se congrega la Iglesia una, santa, católica y apostólica” LG 26.

 

- Medellín

“Denuncia las estructuras sociales que generan pobreza y llama a promover la justicia social. Pide que se promueva la experiencia comunitaria desde la base. Que se procure la formación del mayor número de Comunidades Eclesiales en las parroquias, especialmente rurales o de marginados urbanos, las cuales deben basarse en la Palabra de Dios, y realizarse en cuanto sea posible en, en la celebración de la Eucaristía...” 6, 13.

 

“La Iglesia ha de buscar que esa comunidad se convierta en familia de Dios, no importa que sea pequeña pero que se convierta en un núcleo de fe, esperanza y caridad. Ella es célula de la Iglesia y foco de evangelización. Sus líderes pueden ser sacerdotes, religiosas o laicos, formados estos últimos para desempeñar la función que el Señor les confió: sacerdotes, profetas y reyes” 15, 10-11.

 

- Puebla

“Es de base por estar constituida por pocos miembros, en forma permanente y es célula de la gran comunidad, pueden llegar a conducir ellas mismas su propia espiritualidad. Ayudando en la construcción de la civilización del amor” 629- 641-643.

 

- Santo Domingo

“Presenta las CEBs, como modelo eclesial vital y misionero” 61, 95, 259.

 

- Redemptores Missio

“Valora las comunidades de base como un signo de vitalidad de la iglesia. Escuelas de espiritualidad, foco de evangelización y promotoras de la civilización del amor” 51.

 

- Documento de Aparecida

“Se constata el florecimiento de las CEB, en la Iglesia, fuente de renovación y evangelización” 178 -179.

 

“Se describen las CEBs, como “escuelas que han ayudado a formar cristianos comprometidos con su fe discípulos y misioneros que dan testimonio incluso en el martirio. Son fuente y semilla de variados servicios y ministerios a favor de la vida y en la sociedad y en la iglesia” 99 e.

 

Las CEB tienen como fuente de su espiritualidad la Palabra de Dios y la guía de los pastores que asegura su eclesialidad. Despliegan a demás su compromiso evangelizador y misionero, revitalizando la parroquia de modo que sea comunidad de comunidades” 372.

 

 

 

Pbro. Antonio José Agudelo Bustamante                            antonioagudelob@gmail.com

Pbro. Carlos Benni Pereira da Veiga                                   oecumenicum@gmail.com



[1]La Iglesia en la casa. Contribución sobre los fundamentos de las Comunidades Eclesiales de Base. En: REB, nº 186, junio 1987, p. 320-355; de. Vozes. Petrópolis, RJ.
[2]TEIXEIRA, Faustino. Las Comunidades Eclesiales en Brasil. Em: Concilium. Estella, 1996. p.439-457.
[3]J. Jeremias, Teologia do Novo Testamento. A pregação de Jesus, 2° ed., Ed. Paulinas, São Paulo 1980, p. 258-262.
[4]La congregación de todos los creyentes que miran a Jesús como autor de la salvación y principio de la unidad y de la paz, es la Iglesia convocada y constituida por Dios, para que sea para todos y cada uno sacramento visible de esta unidad salvífica” (LG nº 9)
[5]Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del genero humano y de su historia” (GS nº 1).
[6]Pablo se retiró de Atenas y vino a Corinto. Allí encontró a un judío, llamado Aquila, originario del Ponto, recién llegado de Italia con Priscila, su mujer, por causa del decreto de Claudio que ordenaba que salieran de Roma todos los judíos. Pablo se unió a ellos; y, como era del mismo oficio que ellos, se quedó en su casa, y trabajaban juntos. Eran fabricantes de tiendas” (Hech 18,1-3).
[7]“También os envían muchos saludos en el Señor Aquila y Priscila con la Iglesia de su casa” I Cor 16,19; Pablo… a Filemón… y a la Iglesia que se reúne en tu casa” Flm 2; “Saludad a los hermanos de Laodicea como también a Ninfas y a la Iglesia de su casa” Col 4, 15.

La espiritualidad de las CEBs.



P. José Luis Ríos, Osvaldo César García y P. Paolo Piccioni

 

LA ESPIRITUALIDAD DE LAS CEBS.

¿Qué es la espiritualidad?

La Espiritualidad, a lo largo de la historia, ha tenido diferentes claves de interpretación:

*Espiritualidad dicotómica o dualista: esta tiene influencia de la filosofía griega-platónica. Considera que todo lo malo existente en el ser humano proviene del cuerpo, de sus pasiones y tendencias. El cuerpo es la cárcel del alma. El modelo de persona espiritual es aquella que somete el cuerpo y lo domina totalmente, muchas veces renunciando a las alegrías naturales.

 Esta concepción de la espiritualidad tiene el gran peligro de separar fe y vida. Por un lado, todo lo que alimenta el alma, que habitualmente en la vida de una persona tiene sus propios espacios (oración, culto, rezos, procesiones, etc.), por cierto muy pocos; y por el otro lado, la vida normal de trabajos, fatigas, alegrías, relaciones, problemas, salud, necesidades básicas, elementos no considerados espirituales, aunque absorben la mayor parte de nuestro tiempo, de nuestra atención y de nuestras preocupaciones.

*Espiritualidad integradora: se basa en una concepción actual del ser humano como un ser unitario, en totalidad. También en la Biblia, en la concepción hebrea, el hombre es visto como una unidad viviente. La terminología paulina, carne y espíritu, habitualmente, se interpreta de manera errónea desde la concepción platónica aunque para el hebreo, tanto carne como espíritu, expresan al hombre en su totalidad. Todo lo que vive el ser humano, es decir, lo que hace, piensa, siente… le afecta en su totalidad, porque la persona es una.

Entonces, como la persona es totalidad, se entiende por espiritualidad todo lo que alimenta y fortalece la vida en los caminos del bien, en los caminos de Dios, en los proyectos del Reino, aunando todos los elementos de la existencia del ser humano concreto y dejando de lado la dicotomía entre lo profano y lo sagrado, lo espiritual y material, lo humano y lo divino.

Según el Dalai Lama: “La espiritualidad es aquello que produce en el ser humano una transformación interior, la que te hace mejor, la que te hace más compasivo, que te hace más sensible, más desprendido, más amoroso, más humanitario, más responsable…“

Otros dirían:

“La espiritualidad es la experiencia de encuentro personal con Dios y la forma de vivir que brota de dicha experiencia”.

La espiritualidad cristiana abarca todo lo que somos, los elementos que configuran nuestra vida, nuestras relaciones, nuestros dones, las alegrías y las penas, nuestros sueños y estados de ánimo, las luchas y los fracasos… todo. Es ver el rostro, la mano, la palabra, el aliento de Dios en cada uno de los aspectos de la vida humana, de la creación y de lo que está más allá de lo que vemos y palpamos”. “Es la experiencia de Dios en la vida, desde la vida y para la vida”.

Esta espiritualidad, así como la entendemos, la vemos expresada en la vida de las CEBs según los siguientes rasgos:

q  El seguimiento de Jesús. “Sígueme” es la palabra clave para el discipulado de Jesús. Seguir a Jesús se convierte en la forma de ser discípulo suyo. Y el seguirlo consiste en realizar la obra de anunciar y hacer presente el Reino de Dios. Este seguimiento es para la misión. La espiritualidad de la Iglesia está en el “peregrinar”, camino de auténticos seguidores de Jesús.

q  Centrada en el servicio al Reino de Dios. Trabajar por el Reino, construirlo con palabras y obras, es el compromiso fundamental. La evangelización no consiste en reafirmar estructuras eclesiales, sino en que el Reino se haga realidad en favor de los pobres.

q  La Vida fraterna. Una vida en donde las relaciones sean personales y personalizantes, en donde haya conocimiento reciproco, respeto y capacidad de escucha, en donde se comparta la fiesta y los momentos significativos de la vida.

q  La Centralidad de la Palabra como “contemplación” de la realidad; quien contempla en la realidad a Dios, convierte la vida de seguimiento en una vivencia de transparencia: las cosas, los acontecimientos y las personas transparentan a Dios. Las CEBs viven esta dimensión cuando al investigar y analizar la realidad la iluminan con la Palabra de Dios para encontrar su presencia amorosa y salvadora, y se comprometen en la transformación de la realidad.

q  La Encarnación y compromiso. Jesús eligió un puñado de discípulos y discípulas que fueran a anunciar que el reino de Dios estaba ya presente en medio de ellos. El sacrificio por el que Jesús agradó al Padre no fue el de toros y machos cabríos ofrecidos en el templo, sino su propia vida de confianza y obediencia a Dios (Heb 10,5-10). La Iglesia vive esta dimensión cuando vive en este mundo dando testimonio de los valores del Reino y se compromete a transformar las estructuras humanas de acuerdo a la justicia, el amor y la fraternidad.

q  El Ecumenismo. La unidad y la participación son actitudes fundamentales en el seguimiento de Jesús, que pide a Dios para que sus discípulos sean uno como él y su Padre son uno. Vivir esta esperanza de diálogo y de unidad es una exigencia del Espíritu en este tiempo de tolerancia y pluralidad. Las CEBs viven en una continua actitud de diálogo y de respeto hacia todos, cualquiera que sea su condición y opción religiosa. Consideran que todos somos hijos e hijas del mismo padre y madre.

q  La Acción Solidaría, en el servicio a los sufridos de hoy, con una clara opción por los pobres. Se trata de una lucha por el respeto de los derechos fundamentales de hombres y mujeres, para que tengan una vida digna y la tengan en abundancia:

+          Defensa y promoción humana, derechos sociales, económicos,

+          Respeto por las culturas de los pueblos originarios,

+          Respeto por la madre tierra que nos nutre y alimenta, (ecología)

+          Participación ciudadana, proyectos alternativos de salud y de producción.

En conclusión la espiritualidad de las CEBs es una espiritualidad “Eucarística”, que celebra la vida, la solidaridad, la libertad, la resurrección, la muerte que nos da vida.

Desde Colombia, lo que amenaza lo que diluye


LO QUE AMENAZA Y LO QUE DILUYE A LAS CEBs

 

Mi reflexión se basa en el entendimiento de las CEBs en la vida de la Iglesia de la sociedad y de la gente; en conclusión comprendo que las CEBs son el primer nivel de iglesia en un modelo diferente de la gente siendo y haciendo iglesia.

 

El criterio con el que me animé a darle una respuesta a la pregunta de las amenazas que hacen diluir a las comunidades eclesiales de bases es, que conociendo las posibles realidades que las hacen tambalear podemos fortalecer en un futuro las comunidades evitando caer en los errores  y así podremos constituir CEBs mas dinámicas y conscientes de su realidad de superación constante. Antes de entrar en materia es bueno partir del presupuesto que las AMENAZAS Y RIESGO DE DILUCIÓN, son inherentes al proceso de las CEBs y a  las alternativas de crear algo nuevo, en la Iglesia como en la sociedad, sea a nivel local como global.

Lo que amenaza a las comunidades eclesiales de base:

Desintegración de las familias, desempleo, hambre, saca la gente de las CEBs.

La estructura parroquial gira en torno a los sacramentos.

La forma de cambio de curas en las parroquias, no permite continuidad de los procesos.

La iglesia ya no está comprometida con la causa del pueblo, es decir el pueblo hace una cosa y la iglesia se inventa otra.

La Iglesia ya no está en misión permanente. Esta preocupada en mantener lo que hay y lo mediocre. Esta preocupada con tener mucha gente en la liturgia dominical: “Iglesia llena”, show, discursos sin acción.

Éxito aparente de los mega eventos (misiones populares, romerías) Sin anuncio de la buena noticia de Jesús.

Una iglesia que no se inspira en las primeras generaciones cristianas

En la Iglesia: hay un peso institucional-estructural impresionante; una eclesiología que busca reforzar el tema de la jerarquía y su poder. Lo comunitario entendido como relaciones horizontales y fraternas, es un tema secundario y "peligroso".

La necesidad de encontrar solución urgente  a los problemas, hace que los seduzca un DIOS MÁGICO. Las sectas y algunas iglesias pentecostales son la salida para algunos.

 

Lo que diluye a las comunidades eclesiales de base.

Su "envejecimiento", los asesores y los líderes son los mismos del génesis y no aparecen relevos. Aún no hemos hecho un esfuerzo importante para seducir a los jóvenes.

La falta de información de parte de los párrocos sobre  el verdadero papel que deben desempeñar las CEBs  en unión con los demás grupos eclesiales. 

El proselitismo  de los movimientos que pescan en peceras. (Le dicen a las personas de comunidades que su retiro es mejor y que allí vana sanar de sus dolencias)

La conciencia que va emergiendo en la vida de las comunidades en relación a una estructura eclesial basada en el control y el poder.

Se miran como otra instancia eclesial u otro movimiento dentro de la parroquia

Falta de conexión con la parroquia, por voluntad o por dinámicas parroquiales, cambios de administración, algunos párrocos las conocen otras no, unos las aceptan, otros las desconocen           

Todo lo que la iglesia universal hace incide en las comunidades eclesiales de base.

Wilson Eduardo Montes Peñaloza.

quarta-feira, 5 de setembro de 2012

Carlo Martini 3 (Em portugues)

O jornal italiano “Corriere della Sera” publicou, neste sábado (1), a última entrevista do cardeal Carlo Martini, ex-arcebispo de Milão que morreu nesta sexta-feira, aos 85 anos. Na conversa, gravada em agosto , o religioso disse que “a Igreja Católica está cansada” e “200 anos atrasada”.

Destaque entre os católicos progressistas, Martini defendia um posicionamento mais liberal da Igreja Católica, pois acreditava que só assim a instituição iria se aproximar novamente das pessoas. Entre as medidas pregadas pelo ex-arcebispo para conter o afastamento dos fiéis estavam o reconhecimento dos erros do passado e a implantação de mudanças radicais na instituição, começando pelo próprio Papa.

“A nossa cultura envelheceu, as nossas igrejas são grandes e estão vazias e a burocracia aumenta, os nossos ritos religiosos e as vestes que usamos são pomposos”, disse na entrevista, concedida a um padre jesuíta. “Sei que não podemos nos livrar disso facilmente, mas pelo menos poderíamos tentar ser como os homens livres e mais próximos dos fieis”.

O cardeal sofria de Mal de Parkinson há dez anos. Seu corpo será enterrado na segunda-feira, em Milão.

Confira a entrevista:

Como o senhor vê a situação da Igreja?

A Igreja está cansada na Europa do bem-estar e na América. A nossa cultura envelheceu, as nossas igrejas são grandes, as nossas casas religiosas estão vazias, e o aparato burocrático da Igreja aumenta, os nossos ritos e os nossos hábitos são pomposos. Essas coisas expressam o que nós somos hoje? (...)

O bem-estar pesa. Nós nos encontramos como o jovem rico que, triste, foi embora quando Jesus o chamou para fazer com que ele se tornasse seu discípulo. Eu sei que não podemos deixar tudo com facilidade. Menos ainda, porém, poderemos buscar pessoas que sejam livres e mais próximas do próximo, como foram o bispo Romero e os mártires jesuítas de El Salvador. Onde estão entre nós os nossos heróis para nos inspirar? Por nenhuma razão devemos limitá-los com os vínculos da instituição.

Quem pode ajudar a Igreja hoje?

O padre Karl Rahner usava de bom grado a imagem das brasas que se escondem sob as cinzas. Eu vejo na Igreja de hoje tantas cinzas sobre as brasas que muitas vezes me assola uma sensação de impotência. Como se pode livrar as brasas das cinzas de modo a revigorar a chama do amor? Em primeiro lugar, devemos procurar essas brasas. Onde estão as pessoas individuais cheias de generosidade como o bom samaritano? Que têm fé como o centurião romano? Que são entusiastas como João Batista? Que ousam o novo como Paulo? Que são fiéis como Maria de Mágdala? Eu aconselho o papa e os bispos a procurar 12 pessoas fora da linha para os postos de direção. Pessoas que estejam perto dos pobres e que estejam cercadas por jovens e que experimentam coisas novas. Precisamos do confronto com pessoas que ardem, de modo que o espírito pode se difundir por toda parte.

Que instrumentos o senhor aconselha contra o cansaço da Igreja?

Eu aconselho três instrumentos muito fortes. O primeiro é a conversão: a Igreja deve reconhecer os próprios erros e deve percorrer um caminho radical de mudança, começando pelo papa e pelos bispos. Os escândalos da pedofilia nos levam a tomar um caminho de conversão. As questões sobre a sexualidade e sobre todos os temas que envolvem o corpo são um exemplo disso. Estes são importantes para todos e, às vezes, talvez, são até importantes demais. Devemos nos perguntar se as pessoas ainda ouvem os conselhos da Igreja em matéria sexual. A Igreja ainda é uma autoridade de referência nesse campo ou somente uma caricatura na mídia?

O segundo é a Palavra de Deus. O Concílio Vaticano II restituiu a Bíblia aos católicos. (...) Somente quem percebe no seu coração essa Palavra pode fazer parte daqueles que ajudarão a renovação da Igreja e saberão responder às perguntas pessoais com uma escolha justa. A Palavra de Deus é simples e busca como companheiro um coração que escute (...). Nem o clero nem o Direito eclesial podem substituir a interioridade do ser humano. Todas as regras externas, as leis, os dogmas nos foram dados para esclarecer a voz interior e para o discernimento dos espíritos.

Para quem são os sacramentos? Estes são o terceiro instrumento de cura. Os sacramentos não são uma ferramenta para a disciplina, mas sim uma ajuda para as pessoas nos momentos do caminho e nas fraquezas da vida. Levamos os sacramentos às pessoas que precisam de uma nova força? Eu penso em todos os divorciados e nos casais em segunda união, nas famílias ampliadas. Eles precisam de uma proteção especial. A Igreja sustenta a indissolubilidade do matrimônio. É uma graça quando um casamento e uma família conseguem isso (...).

A atitude que temos com relação às famílias ampliadas irá determinar a aproximação à Igreja da geração dos filhos. Uma mulher foi abandonada pelo marido e encontra um novo companheiro que cuida dela e dos seus três filhos. O segundo amor prospera. Se essa família for discriminada, não só a mãe é cortada fora, mas também os seus filhos. Se os pais se sentem fora da Igreja, ou não sentem o seu apoio, a Igreja perderá a geração futura. Antes da Comunhão, nós rezamos: "Senhor, eu não sou digno...". Nós sabemos que não somos dignos (...). O amor é graça. O amor é um dom. A questão sobre se os divorciados podem comungar deve ser invertida. Como a Igreja pode ajudar com a força dos sacramentos aqueles que têm situações familiares complexas?

O que o senhor faz pessoalmente?

A Igreja ficou 200 anos para trás. Como é possível que ela não se sacuda? Temos medo? Medo ao invés de coragem? No entanto, a fé é o fundamento da Igreja. A fé, a confiança, a coragem. Eu sou velho e doente e dependo da ajuda dos outros. As pessoas boas ao meu redor me fazem sentir o amor. Esse amor é mais forte do que o sentimento de desconfiança que às vezes eu percebo com relação à Igreja na Europa. Só o amor vence o cansaço. Deus é Amor. Eu ainda tenho uma pergunta para você: o que você pode fazer pela Igreja?

Carlo Martini 2

Con la muerte de Carlo María Martini desaparece un gran profeta en el sentido más genuino del término: “quien habla en nombre de otro” porque tiene experiencia de Dios, un mensajero de Dios e intérprete de su Palabra y de su amor cuya misión es, ante todo, para el presente inmediato. A lo largo de la historia, los ha habido quienes alientan a los marginados y oprimidos, los que anuncian la salvación y la liberación, defensores de pobres y desamparados e incluso quienes han corregido a los sacerdotes y les ha recordado sus responsabilidades (Mal 2, 1-9).
En su última charla en este mismo mes de agosto con el también jesuita Georg Sporschill, Martini hizo de Malaquías: “La Iglesia debe reconocer los errores propios y debe seguir un cambio radical, empezando por el Papa y los obispos”. Veía a la Iglesia Occidental cansada, atrapada por la burocracia y el bienestar, más preocupada por los signos externos que por abrir la Buena Nueva a los que más la necesitan, a la amanera de Jesús de Nazaret: “Nuestros rituales y nuestros vestidos son pomposos” y la contrapone a la “otra” Iglesia cercana al prójimo de monseñor Romero y los mártires jesuitas de El Salvador. “¿Dónde están entre nosotros los héroes en los que inspirarnos…?”. Está clara su denuncia profética de que en el Primer Mundo, la Iglesia actual no puede generar mártires mientras siga cómplice -por acción u omisión- del pecado estructural.

Y nos ha dejado tres recetas para salir del agotamiento. “El primero es reconocer los propios errores, por ejemplo en los escándalos de pederastia: “¿La Iglesia es todavía una autoridad de referencia o solo una caricatura en los medios?”. El segundo y el tercer consejo es recuperar la palabra de Dios y los sacramentos como una ayuda y no como un castigo. “¿Llevamos los sacramentos a los hombres que necesitan una nueva fuerza?”.

La partida de Martini nos deja motivos de reflexión y preocupación en una institución eclesial excesivamente complaciente y poco ejemplar: Para empezar, falta experiencia religiosa en los propios católicos, quizá por retozar demasiado en la sociedad de consumo. Nos falta mucha humildad para reconocer que el Espíritu sopla donde quiere, incluso en los alejados. No recordamos con la frecuencia necesaria que Jesús estuvo buscando a los apestados de su época, y no precisamente para condenarlos sino para transmitirles un chorro de amor que transformaba a cuántos tenían la mínima predisposición de abrirse a Él; que sus palabras más duras las reservó para los soberbios sepulcros blanqueados, grandes profesionales de la historia de la salvación; lo recordaba el evangelio del pasado domingo. Falta valentía para vivir solidariamente, y sobre todo, falta dejarle a Dios que actúe a través de nuestras manos, haciendo del ejemplo su imagen y semejanza.

Para colmo, muchos de los que niegan a Dios, le afirman con su actitud y su conducta. No tienen fe, pero sus hechos trabajan en la dirección de los valores del Evangelio, incluso cuando nos recriminan que nos apoderarnos de Dios para domeñarlo a nuestra horma. No fue un teólogo quien afirmó que “si Dios no es amor, no vale la pena que exista”, sino Henry Miller. Nuestro reto pasa por recuperar la práctica del espíritu de las bienaventuranzas y volver a experimentar la felicidad que viene de Dios; ser creíbles por nuestras obras porque son las únicas que dan valor a nuestros ritos cuando no se convierten en causa de desconcierto para quienes buscan sinceramente pero se encuentran con la caricatura de “la religión del cumplimiento” (cumplo y miento) que mueve más al escándalo que a la conversión. Descansa en paz el gran profeta de Occidente, el que mantenía vivo el espíritu del Concilio Vaticano II. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Carlo Martini

Carlo Maria Martini, el deseado
01.09.12 | 08:31. Archivado en Cardenales
Si la Iglesia católica fuese una democracia, él sería sin duda el presidente. Si en la Iglesia hubiese elecciones, Carlo María Martini ganaría de calle. Si en la Iglesia votasen los católicos, el purpurado jesuita hubiese sido Papa. Demasiado profético para ser elegido por los mayoritariamente conservadores príncipes de la Iglesia, Carlo Maria Martini nunca llegó al solio pontificio. Pero fue un Papa en la sombra. Con tanta autoridad moral (o más) que Juan Pablo II y Benedicto XVI. No fue Pedro, pero fue Pablo y Juan a la vez. Hasta su muerte, ayer, a los 85 años, tras lidiar durante los últimos 16 con el Parkinson. Con la dignidad de un auténtico enamorado del Cristo samaritano.

Alto, distinguido, nariz de patricio romano, ojos azules y palabra elocuente, parecía un cardenal arrancado del Renacimiento, aunque en realidad fue la figura más posmoderna y brillante del colegio cardenalicio. Martini, una eminencia reconocida por su conocimiento de la Biblia, nació en Orbassano, el 15 de febrero de 1927, en el seno de una familia burguesa -el padre era ingeniero-. Fue ordenado sacerdote en 1952 y comenzó una carrera fulgurante, tanto en el ámbito académico como eclesiástico. Exégeta de formación, Pablo VI lo nombró en 1969 rector del Instituto Bíblico en la prestigiosa Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, donde permaneció hasta 1978.

A finales de 1979, Juan Pablo II lo designó arzobispo de Milán, la diócesis más grande de Europa, que presidió durante 22 años. Convertido en cardenal en 1983, presidió el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa desde 1986 hasta 1993. En 2000 recibió el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Dos años después cumplió su sueño de retirarse a Jerusalén. En esa fecha anunció que sufría de la enfermedad de Parkinson. Regresó a Italia en 2008, a una casa de estudios de los jesuitas, en Gallarate, en el noroeste de Milán, donde se fue, sereno y sonriente, al encuentro del Nazareno, a cuyo estudio y testimonio dedicó su vida entera.

Auténtico experto en la critica textual del Nuevo Testamento (el estudio de los papiros y códices que contienen el texto griego de los Evangelios), quizás fuese su formación erudita (tenía varios doctorados y dominaba seis idiomas, además del latín, del griego y del hebreo) la que le confería esa seguridad que despedía y contagiaba en todas sus apariciones.
Los jesuitas querían nombrarle sucesor de Pedro Arrupe, pero el Papa lo designó arzobispo de Milán. Martini se compró un anillo en un puesto de baratijas y se fue a su nueva diócesis, donde se convirtió en el cardenal más respetado, querido y seguido de la Iglesia. Escribió más de cincuenta libros, muchos de ellos "best-sellers", como el que redactó con el semiólogo Umberto Eco. O su libro testamento "Coloquios nocturnos en Jerusalén" (Editorial San Pablo).

Temido y acosado por los conservadores, que le llamaban el "antipapa" y le acusaban de ser demasiado "liberal" y "progresista", cuando, en realidad, fue siempre un hombre profundamente espiritual, dedicado a la oración y al estudio de la Palabra de Dios. Un cardenal abierto y dialogante, pero siempre fiel a los Papas y a la Iglesia. El genuino representante de la otra Iglesia. O de otra forma de ser Iglesia. El epígono del modelo eclesial salido del Concilio Vaticano II.

Martini quería una Iglesia "pueblo de Dios", sin poder ni privilegios, democrática, siempre dialogante y abierta al mundo. Una Iglesia encarnada, samaritana y con una clara opción por los pobres. Una Iglesia corresponsable, con los laicos como protagonistas, con celibato opcional y sacerdocio de la mujer. La Iglesia por la que siguen suspirando los fieles.

Como los auténtico profetas, Martini nunca buscó la polémica, pero tampoco se calló y defendió este modelo de Iglesia con todas sus fuerzas y durante toda su vida. Incluso cuando los vientos de Roma soplaban hacia la involución y los ultracatólicos le tachaban de 'hereje'. Quizás por eso se convirtió en el símbolo y la referencia de todos los católicos que en el mundo buscan y luchan por el Reino de Dios y por una Iglesia más evangélica.

La prensa inglesa le definió como el "Papa perfecto para el siglo XXI". Punto de referencia del catolicismo que soñó con el Concilio, querido por las bases y temido por la Curia romana, Martini fue un cardenal enamorado de Jerusalén, a la que solía definir como "la ciudad más cargada de recuerdos y de memoria religiosa de todo el mundo, la ciudad donde murió Jesús para la salvación del mundo y donde se venera su sepulcro vacío y se hace memoria de su resurrección".

Martini, el deseado, fue siempre el ejemplo vivo de que otra Iglesia es posible. El contrapunto, primero del Papa Wojtyla y, después, del Papa Ratzinger. Juan Pablo II reconoció su valía y le nombró arzobispo de Milán, a pesar de que estaba en sus antípodas eclesiásticas. Benedicto XVI accedió al papado, porque, en 2005, el ya anciano y enfermo cardenal Martini, que entró en el cónclave apoyado en un bastón, bendijo su candidatura. Dos grandes intelectuales de la Iglesia, que siempre se mostraron profunda estima, a pesar de ser los abanderados de dos corrientes eclesiales bien diferenciadas.

El Papa le abrazó por última vez en público en el arzobispado de Milán hace apenas tres meses. Las dos columnas de la Iglesia moderna. Pedro y Pablo. "Eminencia, también yo vengo con bastón", le dijo Benedicto XVI. Y Martini, que ya no podía hablar, le contestó con una mirada agradecida. "Seguiré rezando por él y por la Iglesia en estos momentos difíciles", escribió a los pocos días del famoso encuentro. Ahora, desde el cielo.

Su libro-testamento

Su testamento espiritual lo escribió hace cuatro años en un libro, titulado "Coloquios nocturnos en Jerusalén" (Editorial San Pablo). Claro, directo y divulgativo. Quizás por tratarse de respuestas a las preguntas que, en nombre de los jóvenes, le plantea su amigo y compañero jesuita austriaco, Georg Sporschill. Y a los jóvenes, como bien sabe el cardenal, no les gustan los rodeos. Quieren claridad y piden audacia. Y por eso, cuando tenía 81 años y estaba ya muy enfermo de parkinson, Martini puso blanco sobre negro lo que muchos jerarcas piensan pero no se atreven a decir públicamente. "Por amor a la verdad", como dice su lema episcopal.

Con siete capítulos, como los 7 días de la creación, y 193 páginas densas y polémicas, en las que el purpurado abordó las grandes cuestiones de la Iglesia y de nuestro tiempo a tumba abierta. Con arrojo y valentía. Como los grandes profetas del Antiguo Testamento a los que tanto admiraba y cuya estela siguió de cerca en la ciudad santa. La ciudad en la que las piedras conservan los ecos de Isaías o Jeremías. Un libro para reforzar el mito Martini.

Hoja de ruta para la Iglesia del siglo XXI

Sin nada que perder y sólo fiel a su conciencia, Martini diseña en el libro la que a su juicio debería ser la hoja de ruta de la Iglesia actual. Para que mire al futuro sin angustia, pero con coraje. Su idea fuerza: "La Iglesia debe tener el valor de reformarse". La consigna suena a desafío en una Iglesia que vive el apogeo de una de las épocas más antirreformistas de su historia reciente. Pero huele a anhelo esperanzado de millones de católicos en todo el mundo. ¿Anti-Papa? "En todo caso, seré un 'ante-Papa', alguien que se adelanta al Santo Padre como colaborador suyo y trabaja para él", explica.

"La Iglesia necesita reformas internas. La fuerza de la renovación tiene que venir desde dentro", asegura el cardenal. Hasta se atreve a poner de ejemplo a Martín Lutero, "el gran reformador" y recuerda que, no hace mucho, "la Iglesia católica se dejó inspirar por las reformas de Lutero en el Concilio Vaticano II".

La Iglesia actual tiene "miedo" y, si Jesús regresara, "lucharía con los actuales responsables de la Iglesia" y "les recordaría que no deben estar encerrados sobre sí mismos, sino mirar más allá de la propia institución". La Iglesia actual tiene que soñar, como sueña el cardenal "con una Iglesia que recorre su camino en la pobreza y en la humildad, con una Iglesia que no depende de los poderes de este mundo", con una Iglesia "que diera ánimos, en especial a los que se sienten pequeños o pecadores", con "una iglesia joven".

Y el cardenal sigue desgranando las cualidades de "su" Iglesia. Y apunta siempre a donde más le duela a la institución. "Una Iglesia sencilla, con menos burocracia". Un Iglesia que vuelva al Concilio, porque "existe la tendencia de apartarse del Concilio" por parte de algunos obispos que "están tentados de regresar a los buenos viejos tiempos".

Y como todo profeta que combina la denuncia y el anuncio, Martini propone reformas concretas. Por supuesto, sin tocar al dogma. Primero, reformas en la estructura. Quiere una Iglesia más colegial y con unos obispos que dejen de estar "atrincherados". Y con el altar, abierto a los curas casados y a las mujeres. "No todos los que están llamados al sacerdocio tiene el carisma del celibato". Y pide a la Iglesia "inventiva". Por ejemplo, "discutir la posibilidad de ordenar a viri probati, es decir a hombres experimentados y probados en la fe y en el trato con los demás".

Y hasta se atreve a abogar por el acceso de la mujer al sacerdocio consagrado. Todo un tabú en Roma. Cuenta, a propósito que, ya en 1990 visitó al entonces arzobispo de Canterbury, George Carey, para "darle ánimos a la hora de asumir ese riesgo, algo que podría ayudarnos también a nosotros a ser más justos con las mujeres". Más aún, a Martini no le duelen prendas a la hora de reconocer que, por eso y por otras muchas cosas, "los hombres de Iglesia tienen que pedir perdón a las mujeres".

Una sexualidad "sana y humana".

Amén de las reformas estructurales, Martini preconiza cambios doctrinales. Sobre todo en el ámbito de la moral sexual. En busca de una sexualidad que no esté "reservada al confesionario y al ámbito de la culpa". Un sexualidad "sana y humana" o "una nueva cultura que promueva la ternura y la fidelidad".

Algo a lo que no contribuye la Humanae Vitae, la célebre encíclica de Pablo VI que fijó la doctrina sobre la sexualidad de la Iglesia. "La encíclica es en parte culpable de que muchos ya no tomen en serio a la Iglesia como interlocutora o como maestra". Una encíclica por la que "muchas personas se han alejado de la Iglesia". Por eso, pide al Papa que, para "recuperar la credibilidad", "puede escribir una nueva (encíclica) e ir en ella más lejos".

Reconoce, asimismo, con sentido del humor, que por defender la utilización del preservativo, como mal menor, en la lucha contra el Sida, en Brasil le llaman el "cardenal da camisinha", es decir el cardenal del preservativo. O el cardenal que comprende las relaciones prematrimoniales. "Ningún obispo ignora hoy que se da la cercanía corporal antes del matrimonio. Los jóvenes salen de vacaciones y duermen juntos en una misma habitación. A nadie se le ocurriría ocultarlo o plantear problemas al respecto".

Martini infringe otro tabú eclesial al "bendecir" incluso la homosexualidad. "En mi círculo de conocidos hay parejas homosexuales...nunca se me habría ocurrido condenarlas". Y añade, "en la Iglesia hemos de reprocharnos que, a menudo, hemos sido insensibles en el trato con la homosexualidad".

Y ciertos cambios también en la doctrina de los novísimos. Por ejemplo, dice que no puede imaginarse "cómo pueden estar junto a Dios Hitler o un asesino que ha abusado de niños". Aún así, asegura que "existe el infierno, sólo que nadie sabe si hay alguien en él", porque, al final "el amor de Dios es más fuerte". Y para los grandes pecadores está el purgatorio, donde "son sometidos a terapia hasta que se abren y pueden recibir el amor de Dios".

Los consejos de un sabio

El Martini místico e intelectual ofrece, al atardecer de su vida, una serie de consejos vitales y espirituales. Con la humildad del que reconoce incluso sus "dudas de fe". "Reñí con Dios, porque no podía comprender porqué hizo sufrir a su Hijo en la cruz" y porque "cuando contemplo el mal en el mundo me quedo sin aliento y entiendo a los hombres que llegan a la conclusión de que Dios no existe".

Y del que abre su alma sin complejos. Para declararse un enamorado de la justicia, "el atributo fundamental de Dios". Y pone nombre incluso a sus personajes bíblicos preferidos, que van desde María Magdalena ("un modelo de creyente, porque ama hasta el exceso") a Jesús de Nazaret. Para él, "lo característico de Jesús es el amor a los enemigos" o poner la otra mejilla, es decir "sorprende a tu enemigo y fíjate qué pasa".

Partidario del coraje y de arriesgar, porque "donde hay conflicto arde el fuego" y, porque, además, "la vida me ha demostrado que Dios es bueno". Un Dios al que siente "en las estrellas, en el amor, en la música, en la literatura y en la palabra de la Biblia"

Y no tiene empacho en declararse admirador del Dalai Lama o de Ghandi.

Algunos de sus consejos: "Todo lo bueno puede ser objeto de abuso, hasta lo más excelso". O "hay que aprender a regalar dicha a otras personas". O "el asombro puede llevar a Dios".

José Manuel Vidal

sábado, 1 de setembro de 2012

Homilia revisada, 22 Set 2012. Outro texto


22 Domingo do tempo comum, dia 2 de Setembro 2012 (José F. Marins).

O texto de Marcos não é uma crônica ou documentário, senão um Evangelho. É a mensagem de Deus, anunciada por Jesus, repetida, colocada em prática, interpreta ao longo de 40 anos de vida eclesial (depois da morte de Jesus até o ano 70).

Neste momento, através de mais um desencontro de Jesus com os fariseus e Mestres da Lei, temos preciosas orientações para orientar nossa vida de discípulos do Senhor: - Como cumprir as prescrições religiosas que nos chegam pela Igreja?

- Afinal, se Jesus desobedeceu às Leis religiosas do seu povo, então...?

           @ Vamos dar 7 encaminhamentos que ao mesmo tempo nos orientam e libertam de fundamentalismos doentios.

1.  AJUSTAR A CABEÇA E O CORAÇÃO  às prescrições e modos de viver e agir.

@ A fé uma totalidade. Não são puras ideias, nem só emoções. Estas podem surgir com grande força, mas passam ou terminam criando obsessões e dependências. São como chuvas de tempestade que inundam e arrazam.

    Trata-se de amar o que fazemos porque entendemos o seu sentido (Por exemplo, a obrigação da missa dominical, os 10 mandamentos...)

    A insistência não è: - Você tem que fazer assim porque foi mandado!

Mas, - Isto que está sendo “proposto” certamente é para o seu bem, mesmo que neste momento não se alcance a entender tudo, vale a pena confiar.

 

2.MANTER AS PRIORIDADES. Distinguir entre o que é imprescindível e o que é bom, mas secundário (Não podemos sobreviver sem água, mas o cafezinho pode ser dispensado.

Assim pois, @ Espiritualidade não é rezar, mas sim assumir a proposta do Reino de Deus e não só o programa de um movimento de piedade o grupo de militância.

   Decidir o que o que tem que ser feito imediatamente e o que pode e deve esperar. Ex. hemorragia de uma artéria e a unha encravada (A ajuda assistencial a um faminto e a ação promocional e libertadora de ensinar-lhe uma profissão e de criar estruturas justas na sociedade)

 

3.DECIDIR O QUE NÃO DEVE SER FEITO DE UMA SÓ VEZ, como assistir num mesmo dia 5 missas para “folgar” depois durante o mês inteiro.

@ Uma coisa é o evento, outra o processo. Trata-se de transformar eventos em processo. #A conversão é a perseverança na caminhada e não salto de paraquedas.

 

4. E O QUE SIM, DEVE SER DE UMA SÓ VEZ E NÃO POR ETAPAS, como pular uma poça de agua. @ São as opções inegociáveis: a fé dos Apóstolos, a comunidade, o serviço aos necessitados, a missão.

 

5. COMPROMISSO QUE SE ASSUMEM JUNTOS. Por exemplo: a mesa comum e não serviço no balcão. Dia de ação de graças, cada um chegando e saindo quando queira, depois de fazer o prato na cozinha e comer sozinho num canto.

- Dar fim a uma relação adúltera.

@ O nosso Deus é uma comunhão de Três Pessoas distintas. Somos chamados a ser dessa Família, Povo de Deus – não seita ou mero grupo de atividades piedosas.

 

6. NÃO REPETIR A ORAÇÃO DO FARISEU DESPREZANDO O PUBLICANO. – “Não sou com os outros... cumpro tudo com Deus... e justo a mim veio essa desgraça!”

Rezamos o terço, lemos a Bíblia, nunca falamos à missa e aqueles, aquela...

@ Os dons que temos não são para serem exibidos mas colocados a serviço do Reino

Não se entra em um movimento para a ele servir, senão para comprometer-se com a proposta do Reino.

 

7. PERSEVERAR ATE O FIM, não basta haver começado bem...É decisivo ter orientar-se pela meta (Reino). Os caminhos podem ser diferentes. Nem se deve iludir só com um trecho sem perguntar-se – “Onde nos está levando?”, como aquele que, para descer mais depressa os 20 andares, saltou da janela e concluiu, quando passava pelo 15 andar, que tudo estava indo muito bem (So far, so good)

 

### Cuidado com os gestos religiosos que consciente ou inconscientemente querem plateia. Cuidado com o que chama a atenção e até dá um sentido de superioridade.

 

- E Jesus ficou olhando aquela mulher que colocava no cofre do Templo suas 3 últimas moedas... Ninguém notou. Só Jesus.