sexta-feira, 7 de setembro de 2012

La espiritualidad de las CEBs.



P. José Luis Ríos, Osvaldo César García y P. Paolo Piccioni

 

LA ESPIRITUALIDAD DE LAS CEBS.

¿Qué es la espiritualidad?

La Espiritualidad, a lo largo de la historia, ha tenido diferentes claves de interpretación:

*Espiritualidad dicotómica o dualista: esta tiene influencia de la filosofía griega-platónica. Considera que todo lo malo existente en el ser humano proviene del cuerpo, de sus pasiones y tendencias. El cuerpo es la cárcel del alma. El modelo de persona espiritual es aquella que somete el cuerpo y lo domina totalmente, muchas veces renunciando a las alegrías naturales.

 Esta concepción de la espiritualidad tiene el gran peligro de separar fe y vida. Por un lado, todo lo que alimenta el alma, que habitualmente en la vida de una persona tiene sus propios espacios (oración, culto, rezos, procesiones, etc.), por cierto muy pocos; y por el otro lado, la vida normal de trabajos, fatigas, alegrías, relaciones, problemas, salud, necesidades básicas, elementos no considerados espirituales, aunque absorben la mayor parte de nuestro tiempo, de nuestra atención y de nuestras preocupaciones.

*Espiritualidad integradora: se basa en una concepción actual del ser humano como un ser unitario, en totalidad. También en la Biblia, en la concepción hebrea, el hombre es visto como una unidad viviente. La terminología paulina, carne y espíritu, habitualmente, se interpreta de manera errónea desde la concepción platónica aunque para el hebreo, tanto carne como espíritu, expresan al hombre en su totalidad. Todo lo que vive el ser humano, es decir, lo que hace, piensa, siente… le afecta en su totalidad, porque la persona es una.

Entonces, como la persona es totalidad, se entiende por espiritualidad todo lo que alimenta y fortalece la vida en los caminos del bien, en los caminos de Dios, en los proyectos del Reino, aunando todos los elementos de la existencia del ser humano concreto y dejando de lado la dicotomía entre lo profano y lo sagrado, lo espiritual y material, lo humano y lo divino.

Según el Dalai Lama: “La espiritualidad es aquello que produce en el ser humano una transformación interior, la que te hace mejor, la que te hace más compasivo, que te hace más sensible, más desprendido, más amoroso, más humanitario, más responsable…“

Otros dirían:

“La espiritualidad es la experiencia de encuentro personal con Dios y la forma de vivir que brota de dicha experiencia”.

La espiritualidad cristiana abarca todo lo que somos, los elementos que configuran nuestra vida, nuestras relaciones, nuestros dones, las alegrías y las penas, nuestros sueños y estados de ánimo, las luchas y los fracasos… todo. Es ver el rostro, la mano, la palabra, el aliento de Dios en cada uno de los aspectos de la vida humana, de la creación y de lo que está más allá de lo que vemos y palpamos”. “Es la experiencia de Dios en la vida, desde la vida y para la vida”.

Esta espiritualidad, así como la entendemos, la vemos expresada en la vida de las CEBs según los siguientes rasgos:

q  El seguimiento de Jesús. “Sígueme” es la palabra clave para el discipulado de Jesús. Seguir a Jesús se convierte en la forma de ser discípulo suyo. Y el seguirlo consiste en realizar la obra de anunciar y hacer presente el Reino de Dios. Este seguimiento es para la misión. La espiritualidad de la Iglesia está en el “peregrinar”, camino de auténticos seguidores de Jesús.

q  Centrada en el servicio al Reino de Dios. Trabajar por el Reino, construirlo con palabras y obras, es el compromiso fundamental. La evangelización no consiste en reafirmar estructuras eclesiales, sino en que el Reino se haga realidad en favor de los pobres.

q  La Vida fraterna. Una vida en donde las relaciones sean personales y personalizantes, en donde haya conocimiento reciproco, respeto y capacidad de escucha, en donde se comparta la fiesta y los momentos significativos de la vida.

q  La Centralidad de la Palabra como “contemplación” de la realidad; quien contempla en la realidad a Dios, convierte la vida de seguimiento en una vivencia de transparencia: las cosas, los acontecimientos y las personas transparentan a Dios. Las CEBs viven esta dimensión cuando al investigar y analizar la realidad la iluminan con la Palabra de Dios para encontrar su presencia amorosa y salvadora, y se comprometen en la transformación de la realidad.

q  La Encarnación y compromiso. Jesús eligió un puñado de discípulos y discípulas que fueran a anunciar que el reino de Dios estaba ya presente en medio de ellos. El sacrificio por el que Jesús agradó al Padre no fue el de toros y machos cabríos ofrecidos en el templo, sino su propia vida de confianza y obediencia a Dios (Heb 10,5-10). La Iglesia vive esta dimensión cuando vive en este mundo dando testimonio de los valores del Reino y se compromete a transformar las estructuras humanas de acuerdo a la justicia, el amor y la fraternidad.

q  El Ecumenismo. La unidad y la participación son actitudes fundamentales en el seguimiento de Jesús, que pide a Dios para que sus discípulos sean uno como él y su Padre son uno. Vivir esta esperanza de diálogo y de unidad es una exigencia del Espíritu en este tiempo de tolerancia y pluralidad. Las CEBs viven en una continua actitud de diálogo y de respeto hacia todos, cualquiera que sea su condición y opción religiosa. Consideran que todos somos hijos e hijas del mismo padre y madre.

q  La Acción Solidaría, en el servicio a los sufridos de hoy, con una clara opción por los pobres. Se trata de una lucha por el respeto de los derechos fundamentales de hombres y mujeres, para que tengan una vida digna y la tengan en abundancia:

+          Defensa y promoción humana, derechos sociales, económicos,

+          Respeto por las culturas de los pueblos originarios,

+          Respeto por la madre tierra que nos nutre y alimenta, (ecología)

+          Participación ciudadana, proyectos alternativos de salud y de producción.

En conclusión la espiritualidad de las CEBs es una espiritualidad “Eucarística”, que celebra la vida, la solidaridad, la libertad, la resurrección, la muerte que nos da vida.

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