quarta-feira, 7 de novembro de 2012

En un tiempo de crisis


   VIVIVIENDO EN UN TIEMPO DE CRISIS SOCIAL Y ECLESIAL.

1.  La crisis no es necesariamente algo negativo. Al contrario, puede y muchas veces resulta ser una oportunidad de evaluación,  profundización y renovación.

2.  Vivimos participando de dos modelos de Iglesia, como en una familia están conviviendo los abuelitos, que vivieron en otra época y realidad y los jóvenes universitarios de una nueva generación. En muchos valores y costumbres coinciden. Sobre otros, tienen diferente entendimiento y práctica. Sin embargo, a pesar de las inevitables tensiones, no solo logran convivir, sino que es posible ir captando los valores de unos y de otros y no solamente sus limitaciones y “provocaciones”.

3.  En lo que toca a la realidad eclesial, lo que se identifica en todos los análisis contemporáneos serios y objetivos convergen en los siguientes puntos:

a)   La Iglesia sigue ejerciendo su responsabilidad de llegar a todos, pero sin una adecuada instancia de contacto de base (directo, inmediato y adecuado a la cultura y realidad donde se encuentra la gente);

b)  Los dirigentes, las instituciones, los proyectos y programas, el lenguaje y declaraciones eclesiásticas no están alcanzando de manera significativa a la gente. Todas esas iniciativas y las energías gastadas se tornan inefectivas por el modelo  eclesial del cuál hacen parte: dominantemente sacramental, devocional, catequético, administrativo, burocrático que se estructuran como una “cristiandad” de poderes absolutos, en nombre de Dios. Todo viene concentrado en el ministro ordenado sin verdadera participación del Pueblo de Dios a quienes los ministerios deben servir.

c)   Los bautizados pueden vivir toda su vida sin una experiencia efectiva de ser comunidad misionera y misión comunitaria.

d)   Se dio una real separación del mundo, dentro del cuál (y no del edificio “sagrado”) la Iglesia tiene que ser fermento del Reino. En la práctica, los documentos, catecismos y rubricas litúrgicas se tornan mas importantes que la Palabra de Dios (no en la teoría, sino en la práctica);

e)   La misión pasó a ser entendida como proselitismo para recuperar los que se fueron de la Iglesia; o como oportunidad de afervorar a los católicos, llevándolos a la práctica sacramental que había sido perdida en sus vidas.

f)   El ecumenismo se volvió un espacio para los “expert” y no llega a ser una práctica habitual del conjunto de los cristianos.

g)   El esfuerzo de “formación” bíblica, teológica, litúrgica, pastoral… ha formado un grupo de élite, las “bases” siguen todavía fuera de esa oportunidad.

h)   Los pobres son mencionados en casi todos los documentos oficiales, en la práctica raramente se supera lo asistencial y promocional. Muy raro encontrarse una Iglesia en la cuál los pobres puedan ser sujetos significativos, particularmente en se tratando de cambios estructurales.

i)    El cuadro teológico-pastoral de la estructuras y organizaciones eclesiásticas continua siendo eclésio-céntrico, medieval-feodal, de cristiandad y no se fue, como lo había pedido Benito XVI, al patio de los gentiles, en una prioridad a la diáspora católica.

j)   No se consiguió mantener la propuesta de Pastoral de Conjunto en las diócesis y menos todavía a nivel de las parroquias. Cada sector pastoral, muchas veces se mueve desde una teología diferente (Particularmente en lo que atañe a la Cristología y  eclesiología). En las parroquias y diócesis no hay una formación común. Los movimientos ofrecen orientación específica, en torno a sus propias metas y proyectos inmediatos. Están preocupados en preparar para el movimiento, no tanto para la Iglesia.

k)   Los teólogos oficiales son repetidores del pre-vaticano, no atraen a las generaciones contemporáneas, tienen cada vez menos seguidores. Los teólogos creativos han sido silenciados, satanizados y son precisamente los que han concentrado la mayor parte de la atención de las jóvenes generaciones en la Iglesia. El apoyo oficial, sin embargo, está públicamente dado a los ultra conservadores y los seminarios están preparando los futuros ministros, en esa línea

l)     No se preparó una generación de “relevo” después del Vaticano II

m)  El conjunto de la tradición católica sigue influenciada por el juridismo del Imperio Romano; por la metafísica griega y el elitismo judío.

4.  QUE SIGNIFICAN LAS CEBS?

a)   Las CEBs son la misma Iglesia en semilla. Lleva en su íntimo la fuerza de ser comunidad, la atracción por la Palabra de Dios, la gracia de una espiritualidad de estar con los que sufren, los olvidados, los últimos y el dinamismo misionero que le ha sido dado (como Iglesia, de la cuál es la mínima expresión) por el mismo Jesús.

b)  La meta de las CEBs es el Reino de Dios no es la de concentrarse en tareas intra-parroquiales  (Ser Iglesia en pequeño es ser la señal, la mediación histórica y primicia del Reino).

c)   Las CEBs son como el eje, o foco, o el “hub” en el esquema aeronáutico – que concentra y envía – que vive en comunión e autonomía, diversidad y unidad (sin uniformidad).

d)   Dentro de las comunidades las Parroquias asumen ser una red de comunidad, instancia a servicio de la coordinación, formación y pastoral de conjunto.

e)   Las CEBs no solamente ubican nuevamente la Iglesia en medio a la vida, sino que también permiten que el Pueblo de Dios de la base pueda ser sujeto misionero, fermento evangélico en su realidad (no se trata de proselitismo).

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