VIVIVIENDO EN UN TIEMPO DE CRISIS SOCIAL Y
ECLESIAL.
1. La crisis no es necesariamente algo
negativo. Al contrario, puede y muchas veces resulta ser una oportunidad de
evaluación, profundización y renovación.
2. Vivimos participando de dos modelos
de Iglesia, como en una familia están conviviendo los abuelitos, que vivieron
en otra época y realidad y los jóvenes universitarios de una nueva generación.
En muchos valores y costumbres coinciden. Sobre otros, tienen diferente
entendimiento y práctica. Sin embargo, a pesar de las inevitables tensiones, no
solo logran convivir, sino que es posible ir captando los valores de unos y de
otros y no solamente sus limitaciones y “provocaciones”.
3. En lo que toca a la realidad
eclesial, lo que se identifica en todos los análisis contemporáneos serios y
objetivos convergen en los siguientes puntos:
a) La Iglesia sigue ejerciendo su
responsabilidad de llegar a todos, pero sin una adecuada instancia de contacto
de base (directo, inmediato y adecuado a la cultura y realidad donde se
encuentra la gente);
b) Los dirigentes, las instituciones,
los proyectos y programas, el lenguaje y declaraciones eclesiásticas no están
alcanzando de manera significativa a la gente. Todas esas iniciativas y las
energías gastadas se tornan inefectivas por el modelo eclesial del cuál hacen parte: dominantemente
sacramental, devocional, catequético, administrativo, burocrático que se
estructuran como una “cristiandad” de poderes absolutos, en nombre de Dios.
Todo viene concentrado en el ministro ordenado sin verdadera participación del
Pueblo de Dios a quienes los ministerios deben servir.
c) Los bautizados pueden vivir toda su
vida sin una experiencia efectiva de ser comunidad misionera y misión
comunitaria.
d) Se dio una real separación del mundo,
dentro del cuál (y no del edificio “sagrado”) la Iglesia tiene que ser fermento
del Reino. En la práctica, los documentos, catecismos y rubricas litúrgicas se
tornan mas importantes que la Palabra de Dios (no en la teoría, sino en la
práctica);
e) La misión pasó a ser entendida como
proselitismo para recuperar los que se fueron de la Iglesia; o como oportunidad
de afervorar a los católicos, llevándolos a la práctica sacramental que había
sido perdida en sus vidas.
f) El ecumenismo se volvió un espacio
para los “expert” y no llega a ser una práctica habitual del conjunto de los
cristianos.
g) El esfuerzo de “formación” bíblica,
teológica, litúrgica, pastoral… ha formado un grupo de élite, las “bases”
siguen todavía fuera de esa oportunidad.
h) Los pobres son mencionados en casi
todos los documentos oficiales, en la práctica raramente se supera lo
asistencial y promocional. Muy raro encontrarse una Iglesia en la cuál los
pobres puedan ser sujetos significativos, particularmente en se tratando de
cambios estructurales.
i) El cuadro teológico-pastoral de la
estructuras y organizaciones eclesiásticas continua siendo eclésio-céntrico,
medieval-feodal, de cristiandad y no se fue, como lo había pedido Benito XVI,
al patio de los gentiles, en una prioridad a la diáspora católica.
j) No se consiguió mantener la
propuesta de Pastoral de Conjunto en las diócesis y menos todavía a nivel de
las parroquias. Cada sector pastoral, muchas veces se mueve desde una teología
diferente (Particularmente en lo que atañe a la Cristología y eclesiología). En las parroquias y diócesis
no hay una formación común. Los movimientos ofrecen orientación específica, en
torno a sus propias metas y proyectos inmediatos. Están preocupados en preparar
para el movimiento, no tanto para la Iglesia.
k) Los teólogos oficiales son
repetidores del pre-vaticano, no atraen a las generaciones contemporáneas,
tienen cada vez menos seguidores. Los teólogos creativos han sido silenciados,
satanizados y son precisamente los que han concentrado la mayor parte de la
atención de las jóvenes generaciones en la Iglesia. El apoyo oficial, sin
embargo, está públicamente dado a los ultra conservadores y los seminarios
están preparando los futuros ministros, en esa línea
l) No se preparó una generación de “relevo”
después del Vaticano II
m) El conjunto de la tradición católica
sigue influenciada por el juridismo del Imperio Romano; por la metafísica
griega y el elitismo judío.
4. QUE SIGNIFICAN LAS CEBS?
a) Las CEBs son la misma Iglesia en
semilla. Lleva en su íntimo la fuerza de ser comunidad, la atracción por la
Palabra de Dios, la gracia de una espiritualidad de estar con los que sufren,
los olvidados, los últimos y el dinamismo misionero que le ha sido dado (como
Iglesia, de la cuál es la mínima expresión) por el mismo Jesús.
b) La meta de las CEBs es el Reino de
Dios no es la de concentrarse en tareas intra-parroquiales (Ser Iglesia en pequeño es ser la señal, la
mediación histórica y primicia del Reino).
c) Las CEBs son como el eje, o foco, o
el “hub” en el esquema aeronáutico – que concentra y envía – que vive en
comunión e autonomía, diversidad y unidad (sin uniformidad).
d) Dentro de las comunidades las
Parroquias asumen ser una red de comunidad, instancia a servicio de la
coordinación, formación y pastoral de conjunto.
e) Las CEBs no solamente ubican
nuevamente la Iglesia en medio a la vida, sino que también permiten que el
Pueblo de Dios de la base pueda ser sujeto misionero, fermento evangélico en su
realidad (no se trata de proselitismo).
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