terça-feira, 6 de novembro de 2012

Estrategias para las CEBs


ESTRATÉGIAS

 

1.  Lo más profundo y urgente desafío contemporáneo es la cuestión de Dios[1].

2.  No hay que perder las oportunidades de proponer CEBS. Se puede aceptar diferentes puntos de partida, desde que las metas y el rumbo estén claramente definidos. La Misión define a la Iglesia[2]

3.  Quien nada propone, nada alcanza. Lamentaciones no atraen a nadie. Convicción y entusiasmos son contagiosos. Todo depende de la mística que se tiene[3].

4.  Toda crisis es señal de que una nueva época está para comenzar. Hay que ver mas lejos que lo que los ojos alcanzan. Ganar la interpretación de los hechos[4]

5.  Identificar y valorar aliados. No sacralizar líderes o esquemas. No renunciar a la bandera cierta porque está en manos equivocadas.

6.  No siempre se puede escoger a los capacitados, pero si, capacitar a los escogidos.

7.  Aceptar ser minoría y usar medios pobres. Los que han creado las crisis no serán los que van a solucionarlas. Minorías abrahámicas, cualificadas y creativas, pueden encontrar una salida en la historia. A ellas y después, las mayorías se unen (Toynbee)[5]

8.  Ser y actuar como equipo. El desconocimiento y división sea entre los movimientos y las CEBs, sea entre las tradiciones cristianas, destinado al fracaso las mejores propuestas[6].



[1]  - Los “ateos” y agnósticos contemporáneos no se interesan por cuestiones estructurales internas a la Iglesia – ordenación de las mujeres, celibato del clero, falta de vocaciones…
[2] La eclesiología no puede ser jerarcología. Tiene que estar en el horizonte del mensaje escatológico del Reino. La Iglesia es  sacramento do Reino, ya lo hace presente.
[3] La causa no es nuestra, es de Dios. Trabajos en equipo con el Espíritu.
[4] Escuchar no solo a la jerarquía, sino también a los destinatarios (Los “jefes” sin la gente se anulan)
[5] Véase que el documento de Aparecida mucho de la teología de la liberación. El cristianismo se torno la religión oficial del Imperio Romano. Los Padres del desierto, fueron los orientadores del cristianismo medieval.
[6] De tanto esperar los cambios que otros deben hacer, dejamos de realizar los que están a nuestro alcance. De tanto sacrificar lo esencial en función de lo urgente, acabamos por no considerar la urgencia de lo esencial. Lo superado  se resiste a ceder, lo nuevo no alcanza a nacer.
 

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